En los últimos meses los estibadores han sufrido un ataque a sus derechos laborales tildándolos de “privilegios”. Es entristecedor comprobar que tener una profesión digna y en condiciones decentes no es presentado como un reto aspiracional por los medios de comunicación sino que se compare con una situación incomprensible hoy en día y percibida negativamente por el resto de ciudadanos.

Lo que sí es negativo para un país es que cada vez existan más trabajadores pobres, personas que hacen jornadas completas y no llegan a fin de mes pues sus condiciones son precarias. Bruselas calculó que en 2014 el 23% de los trabajadores contratados temporalmente en España estaban en riesgo de pobreza.

Lo que sí es cierto es que la industria portuaria es un sector estratégico que representa actualmente el 2% del PIB español y que las empresas privadas para las que trabajan los estibadores pertenecen a grandes grupos logísticos y financieros en expansión, lo que ha permitido a sus trabajadores tener la capacidad de negociar condiciones laborales dignas y estables en los convenios colectivos y acuerdo sectorial a nivel estatal.

Los estibadores trabajan las 24 horas del día los 365 días del año en una labor dura y peligrosa, y por ello cobran un salario variable en función de su productividad. ¿Por qué estas condiciones de trabajo deben ser entendidas como un privilegio?. Son derechos laborales logrados por el esfuerzo de sus delegados sindicales y la unidad que demuestra el colectivo defendiendo su profesión.