Es demasiado pronto para evaluar cómo esta crisis sanitaria impactará en el sector del transporte marítimo, pues depende de la reanudación de la actividad económica y social de cada región y de las medidas de rescate que se apliquen.

Lo que está claro es que el tráfico de contenedores comienza a resentirse. Aunque China ha empezado a recuperar su capacidad de producción, en Estados Unidos y Europa se está ocasionando en estos momentos una considerable disminución de la demanda, situación que se mantendrá al menos hasta septiembre según la consultora Drewry.

Se espera que, entre marzo y mayo, los volúmenes se reduzcan en un 18% entre Asia y Europa, en un 15% en las conexiones con la costa oeste de EEUU y en un 13% en las conexiones con la costa este de EEUU. También se espera la caída de un 8% en las conexiones entre diferentes puntos de Europa.

Ante esta situación las grandes alianzas de navieras que operan en el mercado transpacífico y en las conexiones entre Asia y Europa han comenzado a cancelar temporalmente algunos de sus servicios y están adecuando sus rotaciones, tratando así de evitar una sobrecapacidad en el mercado que haga caer drásticamente las tasas de carga.

Otra medida de ajuste ofrecida ya por MSC es el almacenamiento de contenedores de materias primas y productos finalizados en centros de transbordo situados en mercados estratégicos, liberando espacio en las fábricas asiáticas y el almacenamiento de mercancías en los puertos de origen y evitando la posible congestión y los costes de almacenamiento a sus clientes en los puertos de destino.