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Un transporte marítimo sostenible para un planeta sostenible

exportaciones-300pxEl sector del transporte marítimo, con el apoyo del marco regulatorio de la OMI, ya ha comenzado la transición hacia este futuro sostenible. La OMI ha adoptado, y continuará desarrollando, medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el contenido de azufre del combustible de los barcos, implantar el convenio sobre la gestión del agua de lastre, proteger las regiones polares, reducir la basura marina, mejorar la eficiencia del transporte marítimo a través del intercambio electrónico de información, enfrentarse a los desafíos de la digitalización del transporte marítimo y mejorar la participación de las mujeres en la comunidad marítima.

La covid-19 ha puesto de manifiesto la profesionalidad y el sacrificio de los millones de trabajadores vinculados al transporte marítimo que, en estos meses tan difíciles, ha seguido haciéndose cargo de más del 80 por ciento del comercio mundial, incluidos los suministros médicos, alimentos y otros productos básicos, vitales en la respuesta a la pandemia. Sin embargo, cientos de miles de esos trabajadores se enfrentan a una crisis humanitaria ya que se han quedado o bien varados en el mar, sin poder abandonar los barcos, o bien sin empleo por la disminución de la faena o en casa, enfermos, y sin cobertura médica o con contratos paupérrimos… Es urgente abordar y solventar su situación actual, sobre todo en un sector como el nuestro: productivo y sobradamente solvente, arroja beneficios millonarios.

Así, junto con la reflexión sobre el cuidado del medioambiente, fundamental para la supervivencia de nuestra especie, es importante tenernos en cuenta también a las personas, a la propia especie. Observamos que las herramientas que usamos, cada vez más sofisticadas, cada vez en un número mayor de ámbitos, ya no están al servicio de la mejora de la calidad de vida de las personas que las utilizan, con esa idea se crearon, solo son unos pocos los que se benefician de su uso a un coste muy elevado, la pobreza social.

Por supuesto, la mecanización es un avance y su empleo ha logrado que los trabajadores tengamos una faena menos penosa que antaño. Esta obviedad no solo no la discutimos, sino que la apoyamos. Lo que sí nos parece fundamental es matizarla, fundamentalmente dotarla de ética.

La automatización, para que sea defendible, es imprescindible que esté al servicio de las personas, de los seres humanos, no de los beneficios empresariales de una élite, y que respete el medioambiente, que también nos pertenece a todos.