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Editorial 19

Hemos llegado al final de 2017. Un momento que en muchas ocasiones de este año se nos antojó casi en el infinito. Hemos llegado con un largo, a veces espinoso, camino a la espalda. Hemos llegado curtidos, cansados, satisfechos y alerta.

Si hay un concepto que defina este año es ‘intenso’. Ha tenido horas y más horas de reflexión, de análisis, de negociación, para lograr el objetivo trazado desde el comienzo: que la profesión de estibador continúe y lo haga siendo digna. Formamos parte fundamental de un sector que funciona, de los más productivos de Europa, y que es un motor económico claro para el país, entendemos justo que seamos parte del diseño de nuestro futuro y nuestras condiciones laborales decentes.

Hemos luchado con brío en todos los frentes: en los despachos, en la calle, en los medios. Hemos atravesado momentos de incertidumbre, días descorazonadores y otros que nos han regalado algunos de los momentos más felices de la historia de nuestra organización; por los logros sí, pero también por nuestra actitud en el propio camino: unidos, organizados, siempre dispuestos. Decíamos que intenso era lo que definía este 2017.

Y ahora estamos en diciembre, también como decíamos, curtidos, cansados y satisfechos, pero alerta. Seguimos sin acuerdos en los puertos, seguimos sin el reglamento que cuelga del RDL aprobado por el Congreso.

2018 también necesitará de nuestra determinación para poder cerrar el conjunto normativo del sector que nos permita, por fin, obtener nuestro objetivo. Así nos encontrará: curtidos; descansados después de las fiestas; conscientes de la importancia de volver a hacer valer nuestros principios de unidad, flexibilidad y lucha; dispuestos para cualquier embate en todos los frentes, y, por supuesto, alerta.