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Editorial

Este año 2014, en el que Coordinadora ha cumplido su 35 aniversario, ha sido muy importante. El IV Acuerdo Marco se inscribió en el Registro de convenios y acuerdos colectivos de trabajo y se publicó en el BOE. Fue un hito relevante para el sector que demostró, una vez más, que los agentes implicados somos capaces de limar asperezas y flexibilizar posturas para lograr un objetivo que nos beneficia a todos: que los puertos españoles sigan siendo punteros en Europa, un ejemplo de garantía de servicio en condiciones óptimas de seguridad y eficiencia, para que las navieras internacionales se interesen por ellos como puerta de entrada a los continentes europeo y africano.

Lograr que el IV Acuerdo Marco fuera una realidad costó mucho esfuerzo, múltiples reuniones, desvelos y sinsabores. Se llegó a él después de un claro ejercicio de flexibilidad por parte de todos los implicados. Pero como todos los afectados pudimos expresarnos y debatir; compartir nuestras preocupaciones y ejercitar la empatía imprescindible para acercar posturas, hoy el sector portuario español se rige por un documento consensuado que lo dota de estabilidad; más importante incluso que los costes para atraer navieras, como ha apuntado estos días el presidente de una de las más relevantes autoridades portuarias de este país.

Justo eso es lo que nos ha faltado en Europa, que se nos escuche, ni siquiera se ha dado la oportunidad a España de expresarse en una audiencia pública. Y lo que hemos obtenido es una sentencia que muestra un claro desconocimiento del sistema al que juzga; una agresión inaceptable a todos los que nos hemos empeñado, y hemos conseguido, hacer crecer los puertos españoles, una visión del norte sobre los puertos del Sur de Europa.

Sosiego es lo que necesitamos ahora para analizar en profundidad el nuevo escenario que se nos plantea, para ver cuál es la mejor vía para seguir defendiendo de manera rotunda y cohesionada; es decir unidos la Administración, la patronal y los trabajadores; un sistema portuario que se ha manifestado como de los más competitivos de Europa; que ha logrado dar fuelle a una economía maltrecha y empleo estable y de calidad. Un sector próspero, casi un oasis en el panorama español. Una forma de organización y de trabajo que, según dicta el sentido común, se debería cuidar, imitar, exportar.

Con tranquilidad y con unidad, pero con firmeza y -llegado el caso- contundencia y lucha, defenderemos el sistema portuario español y dejaremos claro a Europa que queremos participar en la construcción de nuestra realidad.